miércoles, 4 de abril de 2012

Tengo el corazón en los huesos

Siempre es más difícil cuando la persona que más quieres odia tus mayores defectos, y a pesar de intentar eliminarlos como sea, no lo consigues. Cuando te odias tanto por tenerlos que desearías ser otra persona completamente diferente, pero buena para complacerle y que se sienta a gusto contigo. Ser la persona de la que un día se enamoro y no de la que a día de hoy comienza a odiar por solo la culpa de no poder ser como deberías.
Ser esa que sonreía a cualquier comentario y era libre como un pájaro, esa que no dejaba ver lagrima alguna por sus ojos, ni mueca triste en su boca. Ser la persona de la que estuviera orgulloso y de la que nunca quisiera alejarse en su vida...
Ojalá todo fuera mucho más fácil, y en mis ojos no subiera la marea al ver cada detalle suyo, una foto, un dibujo, un corazón como regalo o un anillo en forma de espiral. Ojalá mañana me despertase y fuese otra persona, con otro pelo, otro nombre y otra piel, pero con el mismo corazón que en cada latido susurra su nombre.


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